CONIN: amor y ciencia para combatir el hambre y la desnutrición infantil
Hace años que en nuestro país el nombre Abel Albino es inescindible de «lucha contra la desnutrición infantil». En 1993 este pediatra argentino decidió crear la Fundación CONIN, una organización sin fines de lucro que intentaba replicar aquí los resultados obtenidos en Chile por el Dr. Fernando Mönckeberg, el médico que puso al país trasandino en el podio de los índices más bajos de desnutrición de Latinoamérica.
El proyecto se inició en Las Heras, provincia de Mendoza, en el Algarrobal, un Centro de Prevención de la Desnutrición Infantil y Promoción Humana que luego se trasladó a la localidad de El Plumerillo, que tenía una capacidad de atención de 300 niños en forma semanal.
Años más tarde sería inaugurado el primer y único Centro de Recuperación para Lactantes Desnutridos Madre Teresa de Calcuta, un sitio en el que se recuperaron, hasta la fecha, más de 17 mil niños.
Con el tiempo, distintas organizaciones se fueron sumando y adoptando el Método CONIN hasta conformar una red de Centros que quedó distribuida en todo el país. Cada uno de ellos, luego de ser evaluado y aprobado, se convierte en una franquicia solidaria. Actualmente son más de 100 los Centros CONIN franquiciados distribuidos en 18 provincias de la Argentina.
Para esta organización la malnutrición incluye todas las formas clínicas de desnutrición, lo que abarca también el sobrepeso y la obesidad. En Argentina, la prevalencia más alta de desnutrición es la que se manifiesta por déficit de talla o retraso del crecimiento, consecuencia de una desnutrición crónica. Paralelamente se observa en una tendencia al aumento de casos de sobrepeso u obesidad infantil.
Nueva obra de la Fundación
Conin se encuentra en proceso de construcción de un nuevo edificio destinado al tratamiento de la malnutrición infantil. Tiene características únicas en Latinoamérica y atenderá a más de 30 familias de toda la provincia.
El nuevo edificio se encuentra en la intersección de Lisandro Moyano y Dorrego de El Plumerillo, cuenta con 16 habitaciones dobles, con capacidad para recibir a más de 30 niños junto a sus madres o acompañantes, 10 baños con duchas para internación, 15 baños en total, lo que implica un incremento del 50 por ciento en cuanto a capacidad de atención.
El hospital infantil cuenta con comedores, tiene una sala exclusiva de amamantamiento, lactario, cocina, enfermería, lavadero y sala de reuniones. También salas de kinesiología, atención temprana, fonoaudiología, consultorio de pediatría, nutrición y social.
La construcción se está realizando con la modalidad de hormigón pretensado, considerado una de las últimas tecnologías constructivas. Se encuentra rodeado de un pequeño parque ajardinado y un entramado con caminos peatonales y vehiculares.
La obra que ya cuenta con un gran avance, estaría finalizada en los próximos meses para responder a la demanda de toda la comunidad.
Cabe mencionar que Conin cuenta con un Centro de Recuperación Nutricional- con modalidad de internación y ambulatorio-, ubicado en Las Heras, que ha funcionado desde mayo de 2002 atendiendo a más de 2 mil niños y que con el nuevo hospital permitirá ampliar la atención a más familias del departamento y del resto de la provincia.
Abordaje integral
“Lo que pretendemos con este hospital es disponer de espacios adecuados para propiciar el crecimiento y desarrollo saludable de los niños, así como el cambio de hábitos por parte de su familia, es decir, brindar comodidad, confort a las familias y niños que requieran internación y que sin la ayuda de organizaciones públicas como el municipio o entidades privadas no hubiera sido posible”, dijo recientemente Abel Albino, presidente de Conin.
Vale recordar que ya desde los inicios del proyecto, los doctores Mönckeberg y Albino plantearon lo que se convertiría en el sostén de todo el sistema: los primeros años de la vida de una persona constituyen la fase más dinámica en el proceso de crecimiento y éste resulta extremadamente vulnerable a las diferentes condiciones. Los déficits o excesos en el estado nutricional infantil están asociados a múltiples factores del ambiente en el que el niño vive desde su concepción.
Según los fundadores de CONIN, gracias a las propias características del desarrollo cerebral ese es el período «crítico» en el que se puede intervenir positivamente: a nivel nutricional, a nivel familiar, fortaleciendo vínculos y lazos, y también a nivel del desarrollo, estimulando al niño a nivel psico-afectivo y motor. En esta etapa («antes del cableado del cerebro del niño», según la expresión que Albino siempre repite) es posible revertir el daño. Lo que es lo mismo que decir que una vez pasado ese período las secuelas que pueden quedar podrían ser permanentes y dificultar la adaptación a la sociedad, la habilidad emocional y el aprendizaje.
En materia de desnutrición infantil no se puede perder tiempo. Se habla mucho de educación, pero la semilla de la formación jamás podrá fructificar si no hay tierra fértil que la reciba. Donde la malnutrición daña el cerebro de un niño no hay posibilidades ni plan educativo que resuelva ese problema.
o se trata del hambre, que se combate con un plato de comida. Se trata de la desnutrición un fenómeno que requiere de un abordaje complejo e integral como el que propone CONIN. Y para ello hay que recordar todo el tiempo lo que el Dr. Abel Albino viene repitiendo hace años: «Primero se debe preservar el cerebro del niño, y luego educarlo».
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