Anestesiados
Por lic. Jorge Daniel Giacobbe – Director de Giacobbe & Asociados
Mal y controvertido, pero estable. Así sigue el clima social según muestran los datos de la presente medición. Hace ya dos meses que las imágenes de los principales referentes de la política argentina se mantienen con variaciones muy leves.
Sucede lo mismo con las valoraciones respecto de las gestiones frente al Covidl9, el temor frente al virus, incluso las posiciones genéricas políticas a favor o en contra del Frente de Todos.
El dato importante es aquello que brilla por su ausencia. No existe ningún evento que mueva el amperímetro. El gobierno nacional subió a Rodríguez Larreta al ring, que creció cinco puntos, pero luego los bajó. Macri reapareció, subió tres, y luego los perdió. Alberto renegoció la deuda, anunció varias vacunas, aflojó el aislamiento obligatorio, y tampoco se mueven las agujas.
La gran pregunta a futuro es si este escenario puede seguir evolucionando hacia la descomposición o recomposición del gobierno. O más bien, cuál debería ser la potencia de un evento para romper ésta triste, lacónica y pobre situación. ¿Será diciembre y su clima siempre tenso y particular?
Volviendo al cambio del aislamiento por la distancia social, el 64.2% está de acuerdo. Es curioso ver que los públicos kirchneristas y peronistas tienen la habilidad de cambiar de opinión solamente para estar de acuerdo con su gobierno, y ahora se muestran entusiastas del cambio de estrategia.
Casi el 50% de los encuestados admite desconocer las condiciones del FMI, pero del otro cincuenta, el 28.7% rechaza y el 20.9% acepta los términos. Por supuesto que cada una de las ideologías de la grieta está del lado previsible, pero entre a políticos-independientes-a partid arios la situación está repartida.
El principal rol del FMI al fin de cuentas, al igual que el de algún actor político importante, será el de ser chivo expiatorio de los discursos partidarios. Argentina sigue siendo un juego donde lo único importante es quién tiene la culpa.
Es muy pequeña la cantidad de encuestados que señala que sus situaciones económica y emocional familiar están «mejor» que antes de la pandemia. Un 29.2% respecto de lo económico y un 37% respecto de lo emocional indica estar «igual». La mayoría declara estar peor en ambos sentidos (66.3% y 55%).
Ambos bandos de la grieta sostienen, por encima del promedio total, la idea de sostener las elecciones primarias (PASO) del año que viene. Tienen sus razones. Unos sostienen que conviene obligar a los contrarios a realizar el esfuerzo de dos elecciones, y los otros que es el momento de ordenar sus internas.
Las vacunas de Pfitzer (EEUU) y Oxford-Astrazeneca (Inglaterra) son las únicas que tienen más de cincuenta por ciento de aceptación social (51.9% y 50.4%). Le sigue la Spitnik V (Rusia) con 42%, la Janssen (EEUU) con 38.6% y finalmente la Sinopharm (China) con 26.9%.
La discusión sobre si la vacuna debe ser aplicada por obligación o por voluntad puede ser otro momento difícil para un gobierno que no consigue reconectarse
em pática mente con la mayor parte de la sociedad. Los adultos podrán decidir qué hacer con sus propios cuerpos, pero ¿quién tendrá la potestad sobre los niños?
Proveerse de la mayor cantidad de tipos de vacuna posible, para desideo logizar el asunto, debería ser la salida más elegante. Hemos aprendido que a este problema no lo arreglan las vacunas, sino la vacunación.
Nada cambia demasiado frente a esta sociedad golpeada y ciertamente anestesiada por el dolor. Mientras tanto, todos ponemos los ojos en diciembre con mirada sombría.
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