La compleja relación pos pandemia entre Argentina y China
Tal vez mucha gente ignore que además de las islas Malvinas, hay otro territorio de la superficie argentina que está bajo el control militar de una potencia extranjera.
Como el archipiélago austral está bajo total control de la Corona Británica, un “pedazo” de la provincia de Neuquén, está en completo dominio y control de China, y su “Ejército Popular de Liberación”.
En síntesis, del mismo modo que la Reina de Inglaterra Isabel II rige los destinos de aquel territorio por el cual dieran la vida cientos de soldados argentinos; el líder comunista Xi Jinping logró hacerse con la Soberanía de una porción de la Patagonia Argentina.
Pero esta no es una noticia o una novedad; en todo caso es simple y clara información. Incuso no es una opinión crítica al actual gobierno encabezado por Alberto Fernández, ya que la base china llevo varios años de construcción y fue puesta en funcionamiento en abril de 2019, durante el mandato de Mauricio Macri.
Tampoco es este un artículo sobre la “Base China en Argentina”, es más bien un análisis de la compleja relación que en estos últimos años tiene el país con la potencia asiática.
Desde las represas que se construyen sobre el río Santa Cruz en la provincia homónima, pasando por los “swap de moneda”; los anuncios de compras de insumos para la Pandemia, hasta el anunciado viaje – con varios meses de anticipación – del presidente argentino a China, todo forma parte de una complicada agenda bilateral. La Base en Neuquen, también.
La agenda bilateral
Meses atrás el canciller Felipe Solá anunció que Alberto Fernández tiene “pendiente” una visita a China; y situó esa posibilidad entre marzo y mayo de 2021, según la evolución de la pandemia. “Eso fue acordado en una conversación de septiembre pasado entre los presidentes Xi Jinping y Fernández”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores.
Solá hacía referencia a una comunicación telefónica que ambos mandatarios mantuvieron en septiembre pasado en el marco de las acciones para frenar el Covid 19, pero que obviamente incluyeron otros temas de agenda.
Medios afines al actual gobierno no dudaron en editorializar esa charla y la elogiaron al punto definirla de manera épica.
“La nueva comunicación entre los presidentes Alberto Fernández y Xi Jinping, esta semana, volvió a nutrir de contenido, y en el máximo nivel, una relación bilateral clave para Argentina en esta etapa. La maquinaria diplomática china no descansa. Como hace con todo el planisferio, pero con foco donde interesa más estratégicamente, como Argentina, China ha trazado un plan de largo plazo irguiéndose como líder del multilateralismo, la cooperación global y la búsqueda de una “comunidad de destino compartido”, como suele decir Xi. Y nuestro país, como tantos otros, necesitado de apoyos externos, infraestructura, créditos, tecnología, ya lo tiene como primer socio comercial tras años en que ese lugar lo ocupara Brasil”, elogió el diario Página 12.
¿Pero que tan altruista es la actitud de China? y ¿Qué tiene que dar o ceder Argentina ante semejante promesa de asistencia?
La propuesta es analizar los antecedentes recientes, el actual contexto y las probabilidades del éxito para la por ahora, segunda economía más importante de Sudamérica.
Un problema de dólares
En octubre de 2014, la Argentina se vio en la necesidad de negoció un crédito por un total de yuanes (moneda china) equivalente a US$ 11 mil millones.
No había suficientes dólares en el Banco Central (algo similar a lo que ocurre en la actualidad) y el país necesitaba de esa moneda para equilibrar las finanzas.
Fue entonces que se ejecutó la primera parte de una swap (intercambio) de divisas. Dada la debilidad del peso Argentino, la única alternativa que se consideró fue que ingresaran a las arcas nacionales moneda china, que luego permitirían conseguir dólares. Esto explicado de manera elemental.
Estas operaciones se llevan a cabo en “cuotas”, con montos y fechas pre establecidas; lo que significa que este swap estaría aún en proceso.
Argentina está en una preocupante situación financiera, y claramente este mecanismo será un tema en el anunciado viaje de Fernández.
Aquí nuevamente la ecuación costo-beneficio es la que está en dudas.
Que deja en mejor posición al país: endeudarse con China a cambio de medidas como suspensión de soberanía territorial, acceso a materias primas en condiciones altamente beneficiosas para la potencia asiática, salir de los acuerdos multi laterales para sellar lazos bilaterales con China; o establecer una relación que permita al país que recibe la ayuda reveer los acuerdos firmados. Teniendo en cuenta que esto no pudo lograrse con la Base China durante el gobierno de Macri, por los antecedes, pareciera que vamos a la primera opción.
Una de espías
“Gracias a la generosidad argentina, Beijing ya tiene tierra y ojos en el fin del mundo”, sintetizó un artículo periodístico del diario digital Infobae al analizar una información publicada en el prestigioso diario británico Daily Express. Nuevamente, Reino Unido y China, sopesando la errática política argentina.
Se trataba de un informe británico que sintetizaba: “La estación espacial China administrada por militares en Argentina está envuelta en misterio: ¡No es para hacer ciencia!”, denunciaba.
“La supuesta intención de Xi Jinping era instalar en el lejano país una base para llevar adelante misiones de exploración espacial. Al menos eso quedó redactado en los papeles. La construcción de esta base, de unas 200 hectáreas, fue acordada por los Gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y Xi Jinping y ratificada por la posterior administración de Mauricio Macri”.
Así planteaba las cosas el diario inglés, y mencionaba tanto, informes internacionales civiles y militares; la opinión de vecinos de Las Lajas, población cercana a la Base, como así también, consideraciones de expertos.
Garrett Marquis, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, apuntó: “La estación terrestre de la Patagonia, acordada en secreto por un Gobierno financieramente vulnerable hace una década, es otro ejemplo de los opacos y depredadores tratos chinos que socavan la soberanía de las naciones anfitrionas”.
El jefe del Comando Sur del Pentágono, Craig Faller, aseguró que uno de los objetivos de la base china es “monitorear y potencialmente convertir en un objetivo las actividades espaciales de Estados Unidos y sus aliados”.
Palabras más, palabras menos, la conclusión era lapidaria: China hace espionaje militar desde Argentina.
El Emperador
En 2018 Xi Jinping logró una distinción que hasta el momento solo tenía el fundador de la China Comunista, Mao.
Se modificó la Constitución de ese país para lograr que el líder mantuviera el poder de manera vitalicia y se lo nombro como “padre” del gigante asiático.
Ya sin rivales y con la suma del poder, Xi comenzó su plan para incrementar su peso en la política internacional y generar una nueva bipolaridad mundial, con EEUU. Esta política incluyó la seducción a la Argentina y otros países poco desarrollados económica y tecnológicamente.
El plan “personal” de Xi se comenzó a ver luego de ser nombrado en 2013.
Con graves denuncias de corrupción en el partido Comunista, eliminó a todos sus adversarios, luego avanzó en los planos de gobierno. El pináculo llegó en el otoño asiático del 2018 cuando
el XIX Congreso del PCCh, suprimió el límite de dos mandatos consecutivos establecido por la Constitución de 1949. Así, el segundo mandato de Xi que debería terminar en 2023, se extenderá lo que dure su vida.
Los analistas mundiales vieron este con preocupación y no dudaron en calificarlo como “un retroceso sin precedentes en la China post Mao”. También hablaron de una “amenaza para Occidente”, dadas las prácticas políticas y económicas expuestas durante el mandato de Xi. Incluso algunos no dudaron en comprar el “poder” del líder chino con la “ilimitada potestad” de los Emperadores.
Claramente Xi Jinping tiene atributos imperiales y hoy China se mueve en el mundo como un Imperio.
Tal vez esto es lo que debieran entender los Presidentes argentinos; Alberto Fernández y sus sucesores: los Emperadores consideran que sus decisiones son sagradas, no negocian y sobre todo toman todo lo que consideran suyo.
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