Nisman: los últimos días de la víctima
“El suicidio (que estoy convencida) no fue suicidio. Hoy no tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas”, escribió la entonces Presidente argentina, Cristina Kirchner a pocos días que el fiscal Alberto Nisman apareciera muerto de un disparo en la cabeza en el baño de su departamento en Puerto Madero, Buenos Aires.
Pasaron 6 años de aquel episodio que conmovió al país, y aun hoy genera una sensación de desaliento y oscuridad: La muerte de un Fiscal de la Nación que acusaba a los más altos cargos del país, y estaba a horas de llevar el caso y las pruebas ante el Congreso.
Lo que ocurrió por esas horas es un misterio, y da la sensación que todo lo que pasó desde el hallazgo del cadáver hasta ahora, solo ha enturbiado las cosas.
El verano había iniciado con cierta hiperactividad por parte del Fiscal. Dejó a su hija en Europa – con el conocimiento de su ex esposa, la Jueza Arroyo Salgado – y regresó al país.
Claramente sus pasos eran seguidos muy de cerca por espías de todo tipo. Del Servicio Secreto argentino (agentes regulares de la ex SIDE y de los otros) por los Servicios Secretos de Irán (Estado al que el fiscal estaba a punto de denunciar por ataque terrorista en el país: AMIA) y Servicios Secretos Israelitas (se supone que el MOSAD había colaborado con Nisman).
En medio de ese enjambre de espías, él no hizo gran esfuerzo para ocultarse. Fue a canales de televisión, dio notas a diversos medios, habló con legisladores e incluso envió un mensaje vía red social a su entorno más cercano “avisando” que iba a ocurrir algo que conmocionaría al país.
Estaba a punto de denunciar a Cristina Kirchner, el canciller Héctor Timernan, el diputado Andrés Larroque y los dirigentes sociales, Luis D´Elía y Fernando Esteche.
El mensaje
Alberto NIsman envió un mensaje a poco de llegar al país, tras suspender el viaje a Europa; el regalo para su hija que cumplía 15 años. ¿Que era tan importante para una decisión así?
En el texto enviado a sus allegados lo explicó:
“Éste es un mensaje de difusión masiva para un grupo pequeño y querido de amigos y allegados que no siguen el día a día mi actividad. Es simplemente informativo, por favor no responderlo.
Debí suspender intempestivamente mi viaje de 15 años a Europa con mi hija y volverme. Imaginarán lo que eso significa. Pero a veces en la vida los momentos no se eligen. Simplemente las cosas suceden. Y eso es por algo.
Esto que voy a hacer ahora igual iba a ocurrir. Ya estaba decidido. Hace tiempo que me vengo preparando para esto, pero no lo imaginaba tan pronto. Sería largo de explicar ahora. Como ustedes ya saben, las cosas suceden y punto. Así es la vida. Lo demás es alegórico.
Algunos sabrán ya de qué estoy hablando, otros algo imaginarán y otros no tendrán ni idea… Hasta dentro de un rato. Me juego mucho en esto. Todo, diría. Pero siempre tomé decisiones. Y hoy no va a ser la excepción. Y lo hago convencido. Sé que no va a ser fácil, todo lo contrario.
Pero más temprano que tarde la verdad triunfa. Y me tengo mucha confianza. Haré todo lo que esté a mi alcance, y más también, sin importar a quién tenga enfrente.
Gracias a todos. Será justicia.
¡Ah! Y aclaro, por si acaso, que no enloquecí ni nada parecido. Pese a todo, estoy mejor que nunca. Jajaja 🙂
El desenlace
Todos ya lo sabían y lo tenían marcado en “rojo” en sus agendas.
El 19 de enero de 2015 Nisman se iba a presentar en el Congreso. Los testigos dicen que el fiscal pasó el fin de semana en su departamento del complejo de Le Parc.
Por esas horas recibió a un colaborador que se constituiría como una pieza necesaria de este rompecabezas. Diego Lagomarsino, el “informático” que entregó el arma sin que ninguna de las personas que estaban a cargo de la custodia (¿?) del fiscal lo supieran.
Aquel 18 de enero todos era demasiado silencioso en comparación a los días previos. El fiscal no atendía las llamadas ni contestaba mensajes. Pasaban las horas y a ninguno de los que debían proteger al fiscal parecía preocuparles demasiado esta quietud.
Pero inevitablemente comenzó a haber inquietud en el entorno del fiscal. Primero fue su Secretaria y luego su madre; finalmente a los custodios no les quedó otra que “molestar” al hombre que debería estar trabajando en soledad y con fruición en el caso más importante de su vida.
El desenlace es por todos conocido: Alberto Nisman, el fiscal que investigaba el atentado a la AMIA, y el posterior “Pacto con Irán”, fue encontrado muerto en el baño, era un 18 de enero de 2015.
Esperando justicia
Las escenas de una muchedumbre circulando por todo el departamento; la pistola ensangrentada que fue limpiada con papel higiénico; una fiscal que dejaba más dudas que certezas cada vez que hablaba y testigos aterrorizados; son algunos de los recuerdos borrosos de aquella trágica jornada. En el mundo se lo definió como un “magnicidio”.
Como en un “thriller”, Alberto NIsman fue asechado; espiado, traicionado y muy probablemente asesinado.
Las claves para desentrañar el caso las tiene hoy el fiscal Eduardo Taiano.
Con una fuerza especial de la Policía Federal destinada únicamente al expediente, Taiano pone la lupa sobre los custodios.
Los cruces de llamados entre ese “enjambre de espías” en torno a NIsman, serán la punta del ovillo.
Se trata principalmente de efectivos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Estos “cruces de llamados”, incluirían a funcionarios del gobierno de Cristina Kirchner, y serían más de 200 personas involucradas.
En febrero el fiscal Taiano comenzará a llamar a los testigos; muchos de ellos con paradero desconocido. Fuentes Judiciales dicen que esta ronda de testimoniales se prolongaría como mínimo un año; así son los tiempos de la “Justicia Argentina”. Pero para aquellos que aún confían en las instituciones, no queda más que esperar: “más temprano que tarde la verdad triunfa”, como bien escribió Alberto Nisman días antes de su extraña muerte.
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