Se cierne la tormenta del 2021
El año 2021 comenzó con más incertidumbre que lo tolerable para el desarrollo y sostenimiento de la paz social, dentro de un contexto de crisis y pandemia que no cede.
Al sumarse la crisis en la mecánica de las elecciones de medio término, ya que nadie puede decir a ciencia cierta si se va a cumplir, o no, con la ley de las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneamente y Obligatorias) se abre el interrogante acerca de cómo se deberá cumplir el proceso de la selección de candidatos para las elecciones de octubre, dentro de cada partido o alianza y la representatividad partidaria de los candidatos.
Otra vez se impondrá la dedocracia a discreción que es lo contrario al sistema de partidos políticos aprobado por la ley orgánica 23.298 y el carácter de instrumentos fundamentales de la democracia que les reconoce el art. 38 CN.
En un contexto donde la mayoría de la sociedad pide un recambio generacional y cultural en la política, otra vez se deberá elegir entre lo poco más de lo mismo que oficialismo y oposición van a ofrecer. Ello va a agravar la pérdida de legimitación del sistema por falta de representación democrática y se volverá un problema cotidiano a la hora de que la sociedad acepte como válidos los consensos parlamentarios para la superación de los problemas económicos. Considero que la actitud irresponsable del gobierno en pos de afirmar la autoridad de Máximo y su mamá (CFK) va a conllevar un costo significativo en términos de seguridad parlamentaria como lugar natural de discusión de los temas álgidos de la república, que se va a trasladar a la protesta social callejera por todo el territorio de la república.
Por otro lado, la justicia no funciona ni da muestras en el sentido de querer hacerlo, con lo cual la defensa del valor de la independencia y su rol constitucional decae por la pérdida de confianza y prestigio. Hace falta un cambio cualitativo pero hace falta también que lo lidere la Corte Suprema. En el próximo recambio de jueces de la Corte habría que pensar en un magistrado con actitud y vocación docente que pueda transparentar hacia dónde va la justicia como poder del Estado y que sepa interpretar los interrogantes de la gente en torno al valor «justicia». Si va a consolidarse como un poder corporativo, como muchos creemos que es, o si va a consolidarse, como corresponde que sea, como el último guardián de los valores sociales y republicanos.
La sociedad no se ha tragado la ley de aborto ni ninguna de las otras aventuras para transformar nuestro país en un neo comunismo de base Castro chavista y con toda seguridad va a resistir cuando el gobierno se disponga a profundizar la intervención en la economía y la propiedad privada.
El Gobierno está barriendo los problemas económicos y sociales debajo de la alfombra y no da muestras de querer solucionarlos. Va a llegar el punto (y no está lejos) que todo le explote en la cara por algo tan nimio como la suba del precio del pan.
La Argentina está en el límite de su capacidad de aguantar.
Excelente artículo con la descripción de la realidad. Pienso que en la Argentina debería pensar mejor en las próximas generaciones y no tanto en las próximas elecciones.
Estoy convencido que nos merecemos una clase política diferente…con valores y con un horizonte sincero que sea (el bienestar de los argentinos) con trabajo educación salud y seguridad….y si para llegar a esta meta es necesario que se vayan la mayoria…que así sea…pero que esto cambie y que sea pronto para el bienestar de todos quienes habitan en suelo argentino….
Totalmente de acuerdo con vos Edgar! Gran articulo de Ignacio.
Concuerdo en todo…salvo que, al final nunca estalla nada…somos un pueblo de ovejas…y me refiero a los que recibieron algo de conocimientos, educación queda grande.