La responsabilidad propia y la delegada
Los últimos tiempos en esta zona de la Patagonia, se viene llevando adelante una serie de reuniones que tienden a movilizar la región central y a poner en marcha en conjunto las localidades que componen un sector hegemónico en economía, producción, historia y necesidades nunca satisfechas.
Así es que tanto Intendente y Comisionados de Fomento como funcionarios de primera y segunda línea se reúnen, planifican, se capacitan y diagraman estrategias a partir de rubros como el turismo, la energía, la manufactura y producción de bienes autóctonos, así como servicios para propios y ajenos, no hacen más que trabajar.
Y por cierto es que también que cada uno por si manifiesta intenciones y desafíos desde sus lugares como arma para encajar en el esquema de trabajo que se propicia.
Hasta acá todo casi perfecto, pero si es buen marcar, como para que nadie se crea otra cosa, que las intenciones, el trabajo y los esfuerzos que cada uno pone en la tarea no son más que acciones en cumplimiento del magno deber impuesto por los pueblos a través del voto popular.
Esto viene a cuento ya que pareciera que muchos intendentes y demás empleados públicos marcan las acciones como nacidas de su propia iniciativa en bien de un pueblo expectante y ansioso, pero sin manifestación democrática.
-Yo estoy preocupado por mi gente- enarbolan algunos con más aire de rey que de administrador republicano.
-Este se hace porque quiero solo el mejoramiento de la vida de mi comunidad – señalan otros con el mismo tenor casi de benefactor de la humanidad.
El tesón que se pueda poner en el emprendimiento, las ganas y la inventiva que se aplique a lo que se hace y los buenos resultados que se pregonan y en el tiempo se podrán lograr por parte de los funcionarios, no es ni caridad, ni altruismo y menos pensar que alguien pueda deberles la vida por lo hecho y conseguido. Es lisa y llanamente haber cumplido con su deber, haber cumplido con la responsabilidad delegada por el pueblo en el momento de asumir la función, haber sabido interpretar y cumplir con el mandato de la gente, haber satisfecho las pretensiones de sus mandante populares expresada en el momento del sufragio con su voto.
Pues manos a la obra, a trabajar y cumplir como corresponde a un normal funcionario y revertir una situación tan incomoda como corriente en la actualidad, la que pasen a ser noticia aquellos que hacen las cosas bien y que cuando la hacen deban merecer el agradecimiento de la gente de su pueblo, sus patrones, los que le pagan el sueldo y por lo que tiene que trabajar como cualquier hijo de buen vecino.
¡Queda claro!
Carlos Berenguel – Caleta Olivia
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