La Patagonia, primero para los Patagónicos

Son momentos difíciles y por ello de grandes definiciones, tanto individuales como colectivas en pos de poner todo para salvar a la Patria, a partir de la patria chica.
No son momentos de flojos ni oportunistas, son etapas en las que deben quedar a un costado las cosas triviales y sí significar un horizonte aquellas que sirvan para encontrar rumbos perdidos y metas firmes y anheladas para el pueblo.
Desde la Patagonia sabemos, conocemos y por ello buscamos las formas de ver como nuestro potencial nacional se pone al servicio de todos, a partir de los propios patagónicos.
Desde esta Patagonia saqueada desde siempre, entregadora de sus bienes casi sin retribución, nunca tenida en cuenta más que para abastecer a las grandes urbes y que desde siempre y en especial desde los últimos años, se a dado cuenta que atesora calidades como para hacerse dueña de su propio destino. Destino que propició para otras regiones del país casi sin respuesta cuando entregó sus petroleras entrañas, recibió a los hijos de otras parte de la patria y de otras latitudes universales, brindó su capacidad pesquera con el litoral más extenso y quedó siempre como la madre que brinda sin pedir a sus hijos: a la espera, pero sin reclamos.
Llegaron nuevos tiempos, las condiciones deben ser tenidas en cuenta y retribuidas como tales, y es por eso que los patagónicos más que nunca enfrentamos este desafío simple y básico de buscar lo que nos corresponde, tanto damos tanto queremos. El tiempo de la solidaridad debe comenzar a ser vivido a la inversa de la historia que funcionó hasta ahora.
Además en este mundo donde es realidad “tanto tienes tanto vales” y lo que necesito lo pido, lo compro o lo tomo sin más, de acuerdo al poder de cada uno, la Patagonia debe valorizar sus riquezas y saber que prioritariamente, como es en cada lugar del planeta, primero los patagónicos, sin dejar a nadie de lado ni afuera, con los brazos abiertos recibiendo, pero primero los patagónicos.
Basta de ciudades fantasmas, de pueblos sin futuro, pobres que duermen y comen sobre riquezas. Riqueza que sirven para otros y no para nosotros.
El mundo exige equilibrios y las equidades se ganan no se regalan. Nadie obsequia por su propio designio sus riquezas a nadie, muy por el contrario y eso debemos comenzar a hacer en forma unilateral y absoluta los patagónicos y cuando digo patagónicos hablo de todos aquellos que están en la Patagonia por amor a esta tierra, que pudo ser la del nacimiento y la de la inmigración, vengan de donde vengan, pero que generó el amor necesario para defenderla y trabajarla. Hacerla producir para su engrandecimiento y la de sus habitantes, sin entregas, ni traiciones.
La Nación necesita de la Patagonia y los patagónicos y esa es una tarea que nos espera en el mañana a partir de hoy mismo, pero con la dignidad de los patagónicos, no de esclavos y pobres en nuestra propia tierra, bajo la batuta de quien no sabe ni le interesa lo que pasa en la Patagonia, amen de controlar lo que sus terminales que comienzan en nuestra tierra, contabilizan como riquezas para su propio tesoro.

Carlos Lisandro Berenguel
Periodista

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