Síndrome de Estocolmo
Karin S. Hiebaum
El síndrome de Estocolmo es una respuesta psicológica en donde la víctima desarrolla un vinculo afectivo con su captor o maltratador. Veamos sus síntomas, causas y tratamiento.
Síndrome de Estocolmo
El síndrome de Estocolmo se denomina así, a raíz del trabajo que realizó un especialista criminólogo sueco Nils Bejerot a finales de los años 70, en el cual resumió los comportamientos resultantes de un grupo de rehenes que terminaron desarrollando una vinculación afectiva con su captor, quien intentó asaltar un Banco de Crédito de Estocolmo, Suecia. De allí su nombre.
Una vez rescatadas las víctimas, algunas se mostraron amables, empáticas, e incluso benevolentes con su secuestrador, hasta el punto de financiar los gastos de su defensa. Sin duda, un claro ejemplo de lo que es el síndrome de Estocolmo. Veamos en qué consiste esta respuesta.
“Uno se acostumbra al dolor igual que a la vejez, a la vida, a una enfermedad, a un sanatorio o a una cárcel”
-Borges, Jorge Luis-
¿Qué es el síndrome de Estocolmo?
Se trata de una respuesta psicológica en donde la víctima de secuestro, abuso o violencia desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su captor o maltratador.
La víctimas que presentan este síndrome suelen mostrar las siguientes señales:
Desarrollan sentimientos positivos hacia sus secuestrador o maltratador.
Experimentan sentimientos negativos, como miedo o resentimiento, hacia las autoridades policiales que se encuentren en contra de su captor. Asimismo, pueden llegar a sentirse resentidos con cualquiera que esté intentando ayudarles a escapar de la situación peligrosa en la que están.
Perciben la humanidad de sus captor y empiezan a creer que comparten los mismos objetivos y valores.
Mujer triste con síndrome de estocolmo
Criterios diagnósticos
Es importante señalar que el síndrome de Estocolmo no está incluido en los dos manuales diagnósticos más importantes de trastornos mentales (El DSM-V y el CIE-10). Por lo que aun no se cuentan con criterios diagnósticos válidos que den cuenta de los signos y síntomas clínicos específicos.
Sin embargo, este síndrome ha sido incluido en la categoría de estrés postraumático. De hecho, algunos expertos en trauma han incluido al síndrome de Estocolmo como parte del denominado “estrés postraumático complejo”, ya que incluye la idealización del perpetrador.
Posibles causas
Esta respuesta paradójica no ocurre con todos los rehenes o víctimas, por lo que no está claro el por qué ocurre en algunos casos.
Muchos psicólogos y médicos consideran que el síndrome de Estocolmo es un mecanismo de supervivencia, o un recurso que ayuda a las víctimas a manejar el trauma provocado por la situación aterradora.
Por su parte, se han identificado las siguientes causas para tal comportamiento:
El vínculo entre la víctima y el autor del delito buscan salir ilesos del incidente, por ello empiezan a cooperar entre ellos.
Los rehenes tratan de protegerse de situaciones incontrolables, por lo que intenta cumplir los deseos de sus captores.
Muchas veces, los delincuentes o maltratadores se muestran como benefactores ante las víctimas, para evitar una escalada de los hechos. En este caso, el afectado puede desarrollar una relación emocional derivada de un sentimiento de agradecimiento.
La historia personal de la víctima también juega un papel muy importante. Si ésta sufrió de maltrato durante la infancia, puede que esté más propensa a desarrollar el síndrome de Estocolmo.
También puede surgir como un intento del rehén de protegerse de los sentimientos de aislamiento, abandono y amenaza.
Ejemplos de síndrome de Estocolmo
En las últimas décadas han habido secuestros que han dado lugar a episodios de síndrome de Estocolmo en las víctimas y que se han vuelto famosos. Algunos de ellos son:
Mary McElroy
En 1993, cuatro hombres raptaron a Mary, de 25 años de edad, amenazándola con un arma de fuego. Los delincuentes la encadenaron en el interior de una granja abandonada y exigieron rescate a sus familiares. Cuando fue liberada, le resultó dificil nombrar a sus captores durante el juicio. Además expresó públicamente su simpatía hacia ellos.
Patty Hearst
Es quizá el caso más famoso. Se trata de la nieta del empresario y editor de periódicos William Randolph Hearst, quien fue secuestrada en 1974 por el Ejército Simbionés de Liberación.
Durante su cautiverio, renunció a su familia, se cambió de nombre e, incluso, se unió a sus captores. Posteriormente, Hearst fue arrestada y utilizó el síndrome Estocolmo en su defensa. Sin embargo, éste argumento no funcionó y fue sentenciada a 35 años de prisión.
Natascha Kampusch
Cuando Natascha tenía 10 años (en el año 1998) fue secuestrada y encerrada en una habitación oscura y aislada. Su captor la mantuvo cautiva durante 8 años y, durante ese periodo, éste mostraba una actitud ambivalente hacia ella: a veces la trataba con gentileza, mientras que en otros momentos la golpeaba y amenazaba con matarla.
Natascha pudo escapar, y su secuestrador se suicidó. Sin embargo, ante este hecho, los medios reportaron que Natascha “lloró inconsolablemente”
Situaciones en las que puede surgir el síndrome de Estocolmo
El síndrome de Estocolmo ha sido mayormente asociado con una situación de secuestro y rehenes. Sin embargo, existen otros contextos más comunes en donde se puede apreciar esta respuesta. Estos son:
Violencia doméstica
Las mujeres y hombres que son maltratados por sus parejas pueden desarrollar y mantener un vínculo afectivo con éstas. De manera que se ha acuñado el término Síndrome de Estocolmo doméstico, mayormente conocido como síndrome de la mujer u hombre maltratado.
En este caso, la víctima de maltrato llega a adaptarse a la situación de violencia, incrementando la habilidad para afrontar estímulos adversos y minimizar el dolor. Además, suelen presentar distorsiones cognitivas como son la disociación, la negación o la minimización; lo que les permite soportar las situaciones e incidentes de violencia que se ejerce sobre ellas/os.
Mujer maltratada con síndrome de estocolmo
Abuso infantil
Los abusadores infantiles suelen amenazar a sus víctimas con daño, e incluso la muerte; por lo que el infante evita molestar a su abusador siendo obediente.
Asimismo, en este contexto, los abusadores suelen mostrarse amables, lo cual podría ser percibido por el niño como un sentimiento genuino de afecto. Esto no hace más que confundirlo y llevarlo a no entender la naturaleza negativa de la relación.
Descubre: Los primeros vestigios del abuso infantil
Tráfico sexual
Las víctimas de trata suelen depender de sus abusadores para sus necesidades, como alimentos e hidratación. Y, cuando éstos le proporcionan dichos recursos, la víctima puede empezar a desarrollar sentimientos positivos hacia el abusador.
También pueden resistirse a cooperar con la policía por temor a represalias, o pensar que debe proteger a sus abusadores para protegerse a sí misma.
Entrenadores deportivos
Desafortunadamente, algunos entrenadores pueden utilizar de técnicas severas de entrenamiento, que muchas vecen rayan en lo abusivo. En este caso, el atleta puede decirse a sí mismo que el comportamiento de su entrenador es por su propio bien, y esto, según un estudio de 2018, puede, en última instancia, convertirse en una forma de síndrome de Estocolmo.
Tratamiento
Si tú o alguien cercano ha desarrollado este comportamiento, lo más idóneo es buscar ayuda profesional lo antes posible. En este caso, la psicoterapia ha resultado ser bastante efectiva para la superación del estrés postraumático.
El psicólogo ayudará a entender lo que sucedió y cómo superarlo, así como también contribuirá a desarrollar mecanismos de afrontamiento más saludables.
Para concluir, recalcamos que el síndrome de Estocolmo es una afección seria, que termina perjudicando a la víctima de alguna manera u otra. De hecho, es una condición que puede poner en juego la vida de la persona.
Es por ello que resulta fundamental la intervención de un especialista que le ayude a superar a superar el trauma y a afrontar los hechos de una forma más adaptativa.
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