Caso Sola Torino: verdad y consecuencia
Pocas veces en el ámbito jurídico, en las entrañas mismas del Poder Judicial hay novedades trascendentes.
Pero apenas hace horas, ocurrió algo que si tiene la repercusión de una “muy buena noticia” es el fin de un largo proceso.
Se trata del caso del Juez Federal de Salta Sola Torino. Y hablamos de lo estrictamente judicial, por que este caso derivó en la trágica determinación de Sola Torino, de quitarse la vida.
Ambas noticias fueron un sacudón, pero obviamente aquí nos ocuparemos de lo que es competencia jurídica el fallo que determinó que Solá Torino se convirtiera en el PRIMER JUEZ FEDERAL CONDENADO POR PRIMERA INSTANCIA Y LUEGO POR LA EXELENTISIMA CAMARA IV DE CASACION INTEGRADA por Mario Borinsky y Javier Carabajal.
Noticia y antecedente:
Se trata de una condena a una persona de altísimo poder en la zona del norte más precisamente en Salta donde fue condenado por proteger a narcotraficantes y por tener afinidad y contactos con muchos de los procesados en el ámbito de ese tipo de delitos.
Incluso trascendieron supuestas relaciones con la hija de una importante e influyente mujer condenada por narcotraficante. De esa supuesta estrecha relación, habría elementos probatorios como el intercambio de correos que contenían consejos y estrategias procesales.
Lo cierto, lo concreto, lo más importante es que el acusado de proteger a los narcotraficantes que comercializaban marihuana en CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y en otras regiones del país, interior fundamentalmente, fue el primer condenado por la justicia argentina.
Frente a su eminente detención el juez se quitó la vida con un disparo en la cabeza.
Ahora bien, esta noticia tiene un “escrito”, un precedente muy importante. Para llegar a este final; a esta condena, pues hubo un escenario previo, y también actores centrales. Fue en el Consejo de la Magistratura de la Nación, en donde la iniciativa la tomaron nada más ni nada menos que un Santacruceño y un Mendocino.
Si efectivamente como Ud. lo está leyendo la única vez que el Consejo de la Magistratura de la Nación condeno por juicio político la destitución de un Juez, fue en aquella oportunidad que Nicolás Fernández y Ernesto Sanz – originarios de espacios políticos distintos pero con el mismo criterio jurídico y ético- condenaron a Sola Torino por mal desempeño, sin aceptar que la renuncia presentada por del magistrado terminara con el proceso y le permitiera suspender el trámite y jubilarse con todos los honores.
Ese juicio político único en la vida del Consejo de Magistratura fue llevado adelante por los dos senadores que mostraron sus buenas prácticas profesionales atesoradas en forma previa a su vida política y demolieron la densa actividad probatoria y la estrategia defensiva de importantes y caros letrados, que pretendían que, el mayor protector de los narcotraficantes del Noroeste de la Argentina, no fuera destituido, pero además que no se generara el primer precedente negativo para la impunidad.
Esto que pocos conocen, es parte de la historia y ayuda a comprender muchas cosas del pasado y también del presente.
Crimen y Castigo
La pregunta es: ¿porque no hay más juicios políticos en el Consejo de la Magistratura?
Porque se permite que jueces acusados de malas prácticas como sería el caso de Rodolfo Canicoba Corral o el “ridículamente célebre” Norberto Oyarbide; y otros tantos, renuncien para evitar el deshonor de la destitución.
La delgada línea entre la formalidad de un acto y una artimaña legal que permite una suerte de “limbo de impunidad”, nos puede recordar al entramado psicológico de la novela “Crimen y Castigo” del escritor y periodista ruso Fiódor Dostoyevski.
En verdad, la traducción sería “Crimen y Culpa”, dejando entre ver que la “culpa” en términos morales es el principal castigo.
Pero esto no es una novela o una ficción; es la realidad de un país que espera decisiones y compromiso.
El camino señalado por los entonces senadores Sanz y Fernández
(que podemos imaginar no estaban libres de presiones -por llamarlas de alguna manera- de sectores vinculados al narcotráfico que pretendían proteger al “juez amigo”) está allí jalonando una parte de la historia del Poder Judicial argentino.
Los hechos mencionados en este breve artículo de modo testimonial, son reveladores de cosas que clarifican otras que quedan dando vuelta en el imaginario colectivo; por el solo hecho de que alguien las hecha a rodar.
Sola Torino no es Ramanovich Raskolnikov (el personaje de Dostoyevski) y esta condena a un Juez Federal no es ficción. Esto es real y los hechos había que contarlos y exponerlos con todos los antecedentes. Hubo dos Consejeros de la Magistratura que en su tiempo hicieron lo que había que hacer. Es un buen principio.
0 Comentarios