Un cielo azul celeste
Por Lic. Jorge Daniel Giacobbe – Director de Giacobbe & Asociados – @JorgeGiacobbe
Otro pequeño escaloncito hacia abajo para algunos de los principales referentes de la política nacional, en medio del agobio y el fastidio de una sociedad que no encuentra una épica en el ambiente que aporte esperanza.
Por el oficialismo, Alberto Fernández cayó casi dos puntos de imagen positiva, que se sumaron a su negativa. Cristina perdió poco más de uno, y Axel Kicillof se encuentra estable. Por la oposición, Macri y Rodríguez Larreta unas centésimas bajando. Este último registra valores de imagen positiva muy similares a la ex ministra de seguridad Patricia Bullrich.
El clima electoral, medido siempre en términos genéricos oficialismo/oposición, parece desinflarse unos puntos, pues ambos pierden terreno. La cantidad de argentinos que quiere que «el Frente de Todos gane las elecciones 2021» cayó 4%, mientras que los que quieren que «pierda las elecciones» mermó también unos tres puntos. Crecieron 7% entonces los desinteresados a los cuales «les da lo mismo». Curioso.
En un marco de dinámica política donde las incoherencias abundan, el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, es descreído por siete de cada diez argentinos cuanto a sus disculpas por los errores en el caso de la niña Abigaíl.
Algunos sectores del oficialismo que han impulsado la reelección indefinida de los intendentes se encuentra con solo uno de cada diez argentinos a favor, y la mayoría clara en contra (66%). Igual cantidad es la que opina que las jubilaciones están cada vez peores, absortos frente a los intentos de algunos que pretenden vender espejos de colores.
Los políticos no terminan de entender el estado del electorado. Cada evento, tema o discusión que promueven resulta inocuo o irritante, es decir, salen a jugar un partido donde solo se puede empatar o perder. La gente los está esperando con el cuchillo entre los dientes, no con un abrazo fraterno.
Esa misma sociedad que venimos retratando cansada y viendo un futuro trágico y largo, cree en un 45.6% que en diciembre habrá disturbios sociales, y en un 33.6% que habrá reclamos sin disturbios. Solo 19.5% cree que en diciembre no habrá razón para quejarse. Adivinen ustedes mismos quienes son.
VUELTA DE CAMPANA
En medio de esto, el presidente impulsa el debate por el aborto. Los números que aparecen ahora nos han dejado perplejos. Hace poco tiempo, cuando se debatió por primera vez en la sociedad y en las cámaras de senadores y diputados, evidentemente el clima era rotundamente distinto. Hubo, todo este tiempo, un proceso social cursando que, si bien pudimos intuir, ahora resulta sorprendente mensurar.
En la primera ronda del debate, los verdes irrumpieron con entusiasmo y fuerza en la sociedad, y controlaron el debate. Instalaron un espíritu del tiempo. Los celestes se vieron apichonados y contra las cuerdas. La aprobación en diputados (pese al rechazo en senadores) para los verdes significó un triunfo. Saben muy bien que en la mayoría de los países donde la ley fue aprobada, el movimiento no lo logró a la primera arremetida. De modo tal que media sanción en la primera intentona no estaba nada mal. Eso los envalentonó al pensar que el triunfo estaba en la próxima ronda, y quizás el exitismo sea el germen de que el entusiasmo del sector torciera hacia un discurso más irritante y violento.
Los celestes salieron de entre las cuerdas, como los boxeadores, pegando. Dieron el debate y florecieron múltiples figuras de alto voltaje mediático, muchas de ellas con el mismo estilo irritante que las de enfrente.
Y finalmente se partidizo la discusión. Una de las facciones políticas que conforman la grieta, que para colmo transita un momento durísimo en términos de prestigio, se la apropió.
La soberbia y la grieta torcieron el clima social respecto de la ley de despenalización del aborto. Ahora, el 26.7% se encuentra a favor, y 60% en contra. Vuelta de campana. El 12.9% del electorado no se define.
Entre mujeres el debate está más polarizado que entre hombres. A favor 28.1% y en contra 62.8%. Por edades, los jóvenes 16-30 años están levemente más a favor. Por estudios existe una relación absolutamente lineal, más a favor cuantos más estudios, y viceversa. Por ingresos familiares, sucede exactamente lo mismo que por estudios.
El corazón del público a favor de la despenalización es hoy la mujer joven de buenos ingresos y estudios. El resto del público, ha revisado su posición y no quiere la ley tal como está planteada hoy, en contenido legal y en contenido simbólico.
Diputados y Senadores van a tener que reflexionar mucho sobre cómo manejar este asunto. Se van a debatir entre sus convicciones personales, las convicciones de la gente que los tiene que votar, las convicciones de los gobernadores a quienes les deben pleitesía, y las convicciones del resto de los factores de poder que participan por lo bajo. Para alquilar balcones.
Pero lo interesante de nuestro país es entender que los ciudadanos pueden cambiar de opinión silenciosamente (sobre el aborto) y pueden también quedarse estáticos en sus consideraciones aunque afuera acontezca una guerra nuclear (sobre los candidatos).
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