Naturaleza y estrés: un remedio para el siglo XXI
Ya se sabía que residir junto a espacios verdes es beneficioso para la salud porque puede retrasar el deterioro cognitivo, reducir las probabilidades de desarrollar enfermedades como el cáncer de mama, y disminuir significativamente el riesgo de morir de forma prematura a consecuencia de la contaminación ambiental que afecta a los habitantes de las grandes ciudades. Ahora, a estas y otras ventajas se puede añadir el hallazgo de un nuevo estudio que revela que pasar entre 20 y 30 minutos diarios en contacto con la naturaleza ayuda a prevenir el estrés.
La investigación –que ha sido realizada por científicos de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) y se ha publicado en Frontiers in Psychology– ha determinado que este es el tiempo necesario para que estas píldoras naturales resulten efectivas para reducir los niveles de cortisol –la hormona responsable del estrés– que se elevan a consecuencia del estilo de vida urbano, caracterizado por las prisas y el abuso de las pantallas y las nuevas tecnologías.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron un ensayo durante ocho semanas en el que solicitaron a los participantes que hicieran una pausa en sus actividades cotidianas, de 10 minutos o más, un mínimo de tres veces por semana. Además, midieron sus niveles de cortisol en muestras de saliva obtenidas antes y después de esta píldora de naturaleza, una vez cada dos semanas.
MaryCarol Hunter, la autora principal del estudio, ha explicado que los voluntarios pudieron elegir tanto el momento del día en el que deseaban hacer la pausa, como la duración de la misma y el lugar donde llevar a cabo su experiencia natural, que definieron como un lugar donde sentían que interactuaban con la naturaleza. Los únicas restricciones fueron que la pausa se hiciera con luz natural y sin practicar ejercicio aeróbico, y que se evitara el uso de internet, teléfonos o redes sociales, así como leer o conversar.
Los resultados mostraron que permanecer en contacto con la naturaleza –sentados o dando un paseo– durante 20 minutos era suficiente para que los niveles de cortisol disminuyesen significativamente, y que estos niveles caían al mínimo cuando la experiencia duraba 30 minutos. A partir de ahí continuaban aumentando los beneficios anti estrés, pero a un ritmo más lento.
Según ha afirmado esta experta sus hallazgos pueden servir como base para que los médicos prescriban píldoras naturales personalizadas de acuerdo a la edad, características y capacidad física de cada individuo, que constituyan una solución eficaz y de bajo coste para contrarrestar el estrés y disminuir su impacto negativo sobre la salud, además de contribuir a diseñar ciudades más saludables y programas de bienestar para la población.
«Baños de Bosque»
Un baño de bosque es una actividad consistente en realizar una visita a un bosque sumergiéndose en él con los cinco sentidos, a fin de obtener un bienestar para la persona o un beneficio para su salud. Se trata de una práctica popular en Japón y el Extremo Oriente, donde se la conoce como shinrin-yoku (森林浴) en japonés y mandarín, y Sanlimyok (산림욕) en coreano. En Occidente ha ganado popularidad en años recientes, sumándose a otras prácticas parecidas de contacto con la naturaleza como el senderismo , la ecoterapia o el excursionismo.
Los estudios científicos realizados hasta la fecha avalan los beneficios de Shinrin-yoku. Estos han demostrado que la exposición a la naturaleza afecta positivamente sobre efectos neuropsicológicos a través de cambios en el sistema nervioso. Además, el nivel del suero de hormona adiponectina también aumentó. Cuando esta hormona está presente en concentraciones bajas, provoca una relación directa y está enlazado con patologías como: obesidad, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, y síndrome metabólico, entre otros desórdenes.
En 2018, se publicó otro estudio dirigido por Miyazaki donde se comprobó, con 585 personas, que realizar caminatas de 15 minutos disminuye los niveles de depresión, fatiga, ansiedad, ira y confusión. A su vez, consiguió mejorar los niveles de vigor de los participantes.
Otro estudio, de 2019 en la Universidad de Míchigan (EE. UU.), concluyó que dedicar al menos 20 minutos al día para pasear o sentarse en un lugar que le haga a uno sentir en contacto con la naturaleza reducirá significativamente los niveles de hormonas del estrés (cortisol en particular).
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