Navidad, Iglesia Católica y el derecho a la Vida
“El grado de cultura de una civilización siempre fue calificado por el respeto que sus integrantes le tributaron a los más débiles: los ancianos, los niños (especialmente los niños por nacer… ¡por pequeños que fueran!), los enfemos, los discapacitados…”
Se aproximan las fiestas navideñas, y en este mundo especialmente signado por la violencia, deseo hacer una breve reflexión sobre el nacimiento de nuestro Redentor a la luz del derecho a la vida.
La reflexión es simple: las principales fiestas del cristianismo (en su sentido más amplio: incluyendo a los cristianos no católicos) están centradas en torno al festejo de la vida, y, por tanto, la Navidad nos invita a respetar la misma.
Al respecto, téngase en cuenta algunas de las grandes celebraciones cristianas festejadas desde hace siglos y siglos:
- Solemnidad de la Resurrección del Señor: el regreso a la vida desde el sepulcro.
- Solemnidad de la Navidad (25 de diciembre): nacimiento de un niño.
- Solemnidad de la Encarnación (25 de marzo). Nueve meses antes de la Navidad la
Iglesia festeja la concepción de Jesucristo en el vientre de Santa María, es decir, se festeja la vida desde el mismo instante de la concepción (¡y no a partir del nacimiento!)
- Solemnidad de la Inmaculada concepción (8 de diciembre). Se conmemora y festeja la concepción de María en el vientre de su madre (Santa Ana), de modo que también se reafirma la vida desde la concepción.
- Fiesta de la Natividad de María (8 de septiembre). Nueve meses después del 8 de diciembre se hace memoria del nacimiento de la Virgen (el cumpleaños de María, según el decir de los niños).
- Fiesta de la Visita de la Virgen a su prima Santa Isabel (31 de mayo). Isabel era una anciana prima de María que estaba esperando un hijo (San Juan Bautista -el último de los Profetas-); y el Bautista, según los Evangelios, nació seis meses antes que Jesucristo. La Sagrada Escritura da a entender que María fue a visitarla para ayudarla en los últimos tres meses del embarazo… y en el parto. Por tanto, la Iglesia celebra la actitud generosa de quien ayuda a las embarazadas (incluso ancianas). Hay que tener presente que hoy día, cuando una mujer de cierta edad queda embarazada, no pocas veces es víctima de “pálidas” y comentarios peyorativos por parte de familiares y amigos, en cambio, según el Evangelio de San Lucas, la gente del pueblo, cuando vio que Isabel estaba esperando una criatura ¡en su senectud!, exclama con gozo y expectación: “¿Quién será este niño?”
- Solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista (24 de junio). Esta Solemnidad tiene lugar seis meses antes de la Navidad (nacimiento de Jesús). Hay que tener presente lo anteriormente dicho: Juan Bautista nació seis meses antes que nuestro Redentor. En este día, como se verá, también se festeja el nacimiento de un niño.
- Santa María Madre de Dios (1ro. de enero). Es el día de la madre en su sentido más propio, pues en ella se festeja el hecha de la maternidad.
Como se verá, esta breve reseña (breve porque podríamos mencionar otras celebraciones significativas que se orientan en la misma dirección), nos permiten constatar la profunda devoción que tiene la Iglesia a la vida, a punto tal que este valor (la vida humana) es el epicentro de la celebración litúrgica a lo largo de todo el año. Además, la vida, como ya hemos dicho, se festeja desde el mismo instante de la concepción. Por tanto, un cristiano congruente con su fe nunca atentará contra la misma, pues se trata de uno de los valores más sagrados de la fe. Al contrario, intentará defenderla de modo absoluto (sin excepciones).
Por lo dicho dejo dos o tres sugerencia como preparación para la Navidad:
- Volver a leer las enseñanzas de la Iglesia en sus mismas fuentes evangélicas… y también en los principales documentos del Magisterio católico que tratan el tema: Catecismo de la Iglesia Católica, Gaudium et spes, Familiaris consortio, Humanae vitae, Donum vitae, Carta a las familias, Evangelium vitae… (todo se puede conseguir en Internet).
- Rezar especialmente por los niños que mueren en el vientre materno, y hacerlo especialmente por los más indefensos: los microabortados por la contracepción tóxico-química y/o mecánica. Ya Juan Pablo II decía que los niños microabortados eran los más indefensos, puesto que no tenían la posibilidad de defenderse “ni siquiera con los llantos y gemidos de un recién nacido” (cfr. Evangelium vitae, n. 9)… ni tampoco con las conmovedoras imágenes de una ecografía en la que se vislumbra un bebé ya más desarrollado.
- Siempre que en estos temas tengamos dudas sobre la moralidad o la inmoralidad de nuestro actuar, acudir con responsabilidad a quienes conocen la teología moral con detalle y nos puedan iluminar adecuadamente sobre la responsabilidad de nuestros actos.
Finalmente quiero desear a todo el personal de Vida Activa, y a sus queridos lectores, una muy Feliz Navidad en la que todos recordemos vivamente el sabio y universal consejo: “El grado de cultura de una civilización siempre fue calificado por el respeto que sus integrantes le tributaron a los más débiles: los ancianos, los niños (especialmente los niños por nacer… ¡por pequeños que fueran!), los enfemos, los discapacitados…”
Pbro. Pedro José María Chiesa
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