¿Que planes tiene Boric en el ámbito internacional?
Verdaderos momentos estelares en la política exterior de Chile*
En “Momentos estelares de la humanidad”, Stefan Zweig (1981-1942) entrega pasajes trascendentes de la historia universal, desde la Conquista de Bizancio, pasando por El Minuto Universal de Waterloo hasta El Tren Sellado que lleva a Lenin de vuelta a la Rusia Zarista de 1917. ¿Es posible pensar –en la modesta escala que nos compete- el periodo recién inaugurado en Chile como un momento estelar en su política exterior?
La política exterior de Chile vislumbra momentos estelares. La Cancillería, encabezada por la ministra Urrejola y equipo, inician el tan demorado tránsito desde una política exterior del siglo XX, hacia diseños de política pública en el campo de las relaciones internacionales que respondan a los cambios paradigmáticos implicados en el siglo XXI. El intenso aggiornamiento que vive la política exterior chilena se reconoce, al menos, en cinco elementos que marcan este momento.
En primer lugar, se destaca la impronta de defensa irrestricta de los derechos humanos, que marca el enfoque del actual Gobierno tanto a nivel nacional como internacional, y donde convergen la propia trayectoria de la Canciller Urrejola con las convicciones y principios del presidente Boric. Una y otra vez en la voz del presidente se condena la violación a DDHH tanto en el plano nacional como internacional, esto incluye expresamente a los casos de Cuba, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Chile –en particular, por delitos cometido durante y tras el estallido social- y en la denuncia a las atrocidades perpetradas contra la población de Ucrania por parte de la maquinaria de guerra rusa.
El segundo elemento es la firma del Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe -Acuerdo de Escazú-, que debe ser ratificado por el Congreso. La firma del Acuerdo –eludida por el Gobierno de Piñera-, es un paso estratégico hacia reposicionar a Chile en la que se ha dado en llamar “política turquesa”, marcada por la acción frente al cambio climático y la preservación de los océanos.
“Vamos lento porque vamos lejos, y no vamos solos, vamos con ustedes”, parte del discurso de asunción de la presidencia de Boric, el 11 de marzo pasado, en La Moneda, podría ser muy bien aprovechado para interpretar un tercer aspecto vinculado con la consolidación de un imprescindible fortalecimiento de la integración regional y bilateral con los países vecinales del país y, del continente. “… basta con mirar con distancia a nuestros países vecinos, somos profundamente latinoamericanos, desde aquí, desde este continente haremos esfuerzos para que la voz de Sur se vuelva a escuchar firme en un mundo cambiante”, expresó Boric en su primer discurso oficial como presidente de Chile.
La primera señal de una política diferente en las relaciones vecinales fue la oferta planteada al presidente de Bolivia, Luis Arce, en el mismo día de la asunción del nuevo gobierno para retomar las relaciones diplomáticas, interrumpidas desde 1978 –asumiendo, por cierto- importantes problemas persistentes entre ambos países: el conflicto de las aguas del rio Silala y la reivindicación histórica de la salida al mar por parte de Bolivia.
La otra señal potente en materia de rediseño de las relaciones vecinales es el viaje del presidente y su masiva comitiva a la República Argentina. Cierto es que, tradicionalmente, desde 1990, el primer viaje del presidente chileno al exterior tiene como destino la Argentina. La particularidad de esta visita es el momento en que se encuentran las relaciones bilaterales entre ambas naciones, con gobiernos afines políticamente, los desafíos políticos y económicos que enfrentan, y el delicado contexto internacional. De ahí, la extensa comitiva de la parte chilena, con una notable cantidad de ministros y ministras, empresarios, personalidades del mundo de la cultura y de organizaciones sociales, destacada por la equilibrada representación de género en su composición.
Está absolutamente claro que un cuarto pilar estratégico que recorrerá la política exterior de aquí en adelante será el componente feminista en las relaciones internacionales del país. Por citar algunos ejemplos, la nominación de embajadoras mujeres en lugares estratégicos, como Naciones Unidas, Argentina, UN-Ginebra y otros destinos destacados de la política exterior. La política feminista en las RREE de Chile llega para quedarse.
El quinto elemento de esta política de largo aliento del presidente Boric y su Cancillería – que se define con una decisión y nitidez inéditas-, es la posición de independencia de Chile en el tablero global: “Practicaremos la autonomía política a nivel internacional, sin subordinarnos nunca a ninguna potencia y cautelando siempre la coordinación y cooperación entre los pueblos” subrayó el presidente en el mismo discurso de asunción de mando.
Cabe recordar que todas las decisiones de política pública que se tomen de aquí en más, están, necesariamente, vinculadas con el proceso de mayor envergadura que tiene lugar en estos meses: la construcción de la Nueva Constitución de Chile. En las próximas semanas se juegan definiciones sustantivas de normas que hacen al marco jurídico-institucional en el que se desplegarían las políticas ya iniciadas por el actual Gobierno en materia de relaciones internacionales; la esperanza está puesta en que el conjunto de transformaciones acompañe y potencie este momento estelar aún más allá de las relaciones exteriores.
0 Comentarios